Alma

Jordania, viviendo el pasado, ahora.

Los que me conocen saben que me gustan las cosas a todo o nada, así que para el cumpleaños #29 de mi concubino, decidí regalarle un viaje al místico Reino Hachemita de Jordania. (Él terminó pagando casi todo, pero la idea del viaje fue mía y eso es lo que cuenta).

Decidimos viajar en el año 1440 después de Mahoma y sin haberlo planeado llegamos en pleno Ramadán; así somos nosotros, como Thanos, Inevitables.

Llegamos un poco recelosos por aquello de las noticias y los vecinos “especiales” que tiene Jordania. Es que uno tiene que estar muy cagao para que le toque de vecino a Israel, Palestina, Arabia saudita y Siria. El viaje al principio pintaba problemático porque desde el vuelo, mi concubino literalmente se cagó el viaje por aquello del estómago sensible de los Europeos, a los que ciertamente les faltó en la infancia menos agua potable con tirapatadas, bañar en el aguacero y chupar Sandy yogurt de 100 pesos.

Para hacer la lectura de este viaje más amena ya que cuando escribo suelo explayarme como verdolaga en playa – lo sé – y las experiencias fueron demasiadas,  dividiré esta historia en 3 capítulos:

Capítulo 1. LLEGADA – PASAPORTE COLOMBIANO 

Queridos hijitos míos, recuerden que los colombianos tenemos un pasaporte de marginales, – así algunos vivan delirando con el “usted no sabe quién soy yo” – y a Jordania no podemos entrar con sólo el pasaporte y la visa o con el JordanPass (más abajo les explico qué incluye) como casi todo el resto de los países entre los cuales está Venezuela, sí, Venezuela y otros como Kiribati que ni sabía que existían. 

Llegada a Jordania – Saliendo del aeropuerto después de una hora con la Policía Jordana.

Si tienen pensado ir a Jordania y no lo harán a través de una agencia que les haga todo, vayan gestionando la visa con anticipación ya que lamentablemente a nosotros nos toca un poquito más de trabajo, nos piden algo así como un litro de sangre de la virgen y los ovarios de un camello para poder entrar a Jordania y el valor de la visa también es mayor, son 70 Dinars Jordanos, que equivalen a 99USD. 

Gracias a que tengo residencia checa por el  “amor de mi visa” pude comprar el JordanPass y evitar el papeleo y ahorrar dinero, aunque con todo y eso me tocó estar una hora encerrada en una oficina de policía Aeroportuaria escuchando a 3 tipos hablar árabe y mirarme con lascivia. Yo vengo de una ciudad donde el agua se calienta a bala, por lo que la situación no me asustó, pero debo admitir que fue un momento muy incómodo. Las vicisitudes de ser Chibchombiano.

JordanPass: Tarifa de visa turística + Entrada a más de 40 atracciones + Folletos digitales descargables 

Para los Colombianos: Aquí les dejo el link donde pueden revisar los que tienen que hacer para pedir la visa y suerte es que les digo: Visa turismo a Jordania

Capítulo 2. LUGARES…

Cuando pensamos en Jordania, inmediatamente pensamos en PETRA, esa maravilla indescifrable y mística acapara toda nuestra atención, pero la verdad es que Jordania es mucho más que Petra, Jordania está llena de lugares mágicos y de mucha historia, cada ciudad es un descubrimiento por lo que un viaje pensando más allá de la murallas de Petra será sin duda toda una aventura.

El internet en Jordania es como los políticos: hay en todas partes pero la mayor parte del tiempo no funcionan, así que una buena preparación previa es indispensable; en nuestro caso, planeamos un viaje de 8 días. Rentamos un carro y trazamos una ruta tranquila que nos permitiera disfrutar a cabalidad del espíritu jordano. 

Arrancamos por la ciudad de Madaba la más cercana al aeropuerto Queen Alia (QAIA). Madada es la ciudad más “Openmind” de Jordania – No se emocionen, recuerden que estamos hablando de un país musulmán y en pleno Ramadán. La ciudad me sorprendió gratamente con sus mosaicos, sus templos e iglesias antiguas y por el gran contenido histórico, además fue la mejor ciudad para comprar souveniers y los famosos productos de belleza hechos con minerales del mar muerto ya que allí se podía regatear y como buena hija de mi padre regateando no hay quien me gane. 

Al tercer día, fuimos desde Madaba al Monte Nebo, ya saben, el lugar donde Moisés “negada la entrada de la Tierra Prometida a la que dirigió a los israelitas desde Egipto, vio la tierra de Canaán antes de morir“, o eso dicen. Ustedes se reirán, pero a uno que creció leyendo el Deuteronomio casi que obligado, estos lugares lo emocionan mucho porque trasladan la “ficción” de la biblia a un lugar y momento tangibles. 

Esa misma tarde decidimos ir Betania -Transjordania, El lugar de bautismo de Yisus; como había que pagar un monto que no estaba incluido en el JordanPass y somos muy tacaños, no teníamos claro si ir o no hasta el sitio de bautismo y además hacía demasiado calor – La mayor parte del presupuesto se te va a ir en agua y no importa cuanta agua bebas siempre tendrás sed – pero me pudo más la curiosidad y el recuerdo de todas las películas de semana santa que me he visto en mi vida y terminamos en un bus lleno de moscas y oliendo a una chucha Europea que ni en los metros de París se huele. El río parecía colada Bienestarina de esa que da el ICBF, así que me solo metí los pies porque me dio cosa, pero había gente que sumergía hasta la conciencia.

Nos encaminamos con 45 grados a meternos al mar Muerto, encontrándonos con la sorpresa de que los Resorts se han adueñado de todo el sector y sólo se puede entrar a las buenas playas del mar Muerto a través de ellos, así que desistimos porque esa misma noche queríamos ir a Petra y no valía pagar una pasadía para sólo 2 horas. A uno de los guardias del resort que tenía que salir a sancocharse a coger un bus, le ofrecimos llevarlo hasta su pueblo que quedaba de camino a Petra y él insistió que en retribución  nos buscaría un lugar para bañarnos gratis, y lo logró. Nos bañamos en el mar Muerto por 0 JOD, a eso yo le llamo Dharma. La sensación de flotar, esa densidad marina lo hace sentir a uno relajado e importante, sobre todo a una que no sabe nadar, sí, no sé nadar y qué? Obligame Prro!

Disfrutando de una lectura en el mar Muerto – Dead Sea.

Llegamos a Petra! La emoción era evidente no solo por estar a punto de conocer una de las maravillas del mundo, sino también porque a mi concubino ya se le había arreglado el estómago y el viaje era más fluido en ritmo y menos en sentido literal de fluidez. Petra fue todo lo que esperamos y más. En la función nocturna (que cuesta 17 JOD adicionales), los cantos, los instrumentos, la acústica del lugar se mezclaban con la quietud de la noche y la luz de las estrellas, se me pusieron los pelos de punta y lloré  por la majestuosidad del lugar y en agradecimiento por el sueño cumplido .

El día siguiente traté de recorrer lo más que pude de ese 20% que han descubierto de esta ciudad de la mano del famoso mini- guía Mohamed Alias “Just like that”, que a pesar de estar haciendo ayuno por el Ramadán, subía esas rocas como una cabra. Con respecto a Petra no entraré en detalles, porque me tocaría escribir la versión Millenial del antiguo testamento. Lo único que les puede decir marginales, es que no se pueden morir sin ver este lugar.

Mohamed Alias Just like that

Después de Petra cualquier cosa parecía que sería como pasar de ser novio de Esperanza Gomez a ser marido de Maria Fernanda Cabral (los que no saben de quienes hablo por favor googléenlas) , así que sin muchas expectativas llegamos al lugar en que se convertiría en mi lugar favorito de todo el viaje: El desierto de WADI RUM. La Experiencia de cruzar todo el desierto en Jeep, visitar lugares inimaginables, tomar té con Beduinos sudaneses, ver el atardecer en medio de la nada escuchando las historias del mejor guía de todo el mundo mundial, que además resultó ser un famoso músico,  ya que tuvimos la fortuna de hacer el tour con los mejores, Bedouin Lifestyle Camp pasar la noche en un campamento beduino bailando, comiendo y fumando shisha y despertar con la luna y el sol lado a lado en unos de los amaneceres más espectaculares que he visto,  es todo lo que uno necesita hacer para saber que ha vivido, que está viviendo.

Finalmente nuestra aventura llegaba a su final, así que tomamos ruta rumbo a la capital Amán, haciendo una parada estratégica (comer y mear) para visitar uno de los castillos más famosos de época de las Cruzadas, Karak, en la que si no aceptabas a Yisus como tu único salvador, pues te mataban.   

Amán sencillamente nos encantó. Tenía una mezcla del centro caleño, con esa sensación de que te van a robar, pero con esa magia de ciudad antigua que te hace sentir seguro. Mucha gente no visita Amán o sólo la toman como ciudad de paso, porque la consideran una ciudad más, pero para nosotros valió totalmente pasar 2 días conociendo la “metrópolis” jordana. Paseamos por el Coliseo, la Ciudadela, nos perdimos en las calles y el bullicioso de las ventas mezclada con el estupor del cansancio por el ayuno del Ramadán que a ese punto ya se empezaba a notar en todos. Probamos cada comida que pudimos, ya que Jordania tiene una de las mejores cocinas que he probado. 

Decidimos terminar nuestro viaje hospedándonos la última noche en el famoso resort Ma’In Hot Springs entre Madaba y el Mar Muerto – como buenos chicaneros – para cerrar con broche de oro este maravilloso viaje.

Capítulo 3. EL ISLAM, LOS MUSULMANES, LA GENTE.

¿Y no te da miedo ir a un país musulmán? Es algo que te preguntan cuando dices que vas a Jordania. Primero que todo: ¿En serio? yo soy de Colombia, seamos sinceros, da más miedo ir a comprar el pan a Siloé, que viajar a Oriente medio. Estar en Jordania durante el Ramadán fue una vivencia única porque conoces una parte de la vida musulmana que representa lo que significa ser musulmán; la humildad, la espiritualidad y el sentido de justicia que emana cada persona es casi palpable.  En general, casi todo el mundo está dispuesto a ayudarte, los hombres son respetuosos incluso bajo el espejo de la diferencia que implica ver a una mujer tetona, culona y negra como yo, en un país donde el recato hace parte de la esencia de la mujer, y no es que yo andara de mostrona, pero lo mío se nota hasta por debajo de la túnica. – Mención honorífica para la novieziza que dejé en Jordania-. 

Yo a donde voy le pongo conversa hasta a una pared y Jodarnia no fue la excepción. No perdí oportunidad de conversar con la gente de política, cultura, historia, pero sobre todo de religión, lo que me dejó gratamente sorprendida, fue darme cuenta de lo poco que sabía sobre el Islam en la práctica, tanto así, que decidí adoptar algunos valores de esa creencia para mi vida, no todo el Islam por supuesto, porque cosas como usar siempre un hiyab o dejar de beber alcohol no es que me atraigan mucho.

Jordania me dejó la sensación de que viajar es un requerimiento absoluto para expandir la mente y eliminar prejuicios y claramente es uno de los viajes más increíbles que he vivido pa´ contarlo.

Si tienes preguntas u opiniones acerca de este viaje, déjanos tu comentario.

Mente

Pa´ mis mujeres de todos los días

Hoy es un día especial porque se conmemora una de las luchas más titánicas y largas de la historia: la reivindicación de los derechos de unos de los pilares de la sociedad: La mujer.

Desde el lado más límbico de mi ser, hago un sentido llamado para que algunos cojan sus cartas, chocolates, sus rosas con todo y espinas, hagan un rollo y se los empujen orto arriba hasta que les llegue al cerebro, eso sí pasando por el corazón, ni más faltaba! Llámeme feminazi, (término que produce más risa que ofensa por lo ambiguo de la asociación) aguafiestas, amargada o como le plazca, no sé usted pero a mí me tienen los ovarios hinchados esos que hoy se explayan en prosa y el resto del año Chuky  les queda pendejo.

Otros menos hardcore, pero que fomentan y practican la “cotidiana” violencia de género, también pueden hacer lo mismo, sobre todo con las rosas con espinas.

Es que a un troglodita uno lo reconoce, no se le acerca y listo, pero con un abusador, un misógino, solapado detrás de una figura zalamera, uno no tiene oportunidad.

Y mis queridos Adanes no piensen que violencia es solo cascarle a la vieja; mentir, ser infiel y manipular también es violencia de género, gritarle: “Quien fuera mantequilla para derretirme en tu pan” o “Si tu culo fuera un banco te la metería a plazo fijo”, también es violencia de género. Creo que hoy no necesitamos que nos regalen tantas flores y chocolates, ni nos manden esas fotos y videos que lo que hacen es llenarnos la memoria del celular; con que paren ultrajarnos psicológica y verbalmente, violarnos y matarnos es suficiente.

 

Ahora mujeres, si nos vamos a decir putas entre nosotras, que sea para celebrar nuestras libertades, ya suficiente tenemos con los dolores de parto, el sangrado mensual y la fragilidad de nuestros corazones; estos castigos dados por la perturbación de nuestra madre Eva deberían bastar para entender que no hace falta más dolor y que ya es hora de hacer un pacto de no agresión entre mujeres.

 

Y por último, A las mujeres que están viviendo este día de manera idílica, pero mañana su realidad tal vez será igual de confusa y trágica, por que tienen como “compañero de lucha” a un patán heteronormal, infiel, borracho e hijo del estado patriarcal, las invito a que luchen todos los días del año por la instauración absoluta y permanente del buen trato, las palabras de agradecimiento, el reconocimiento público y el respeto de sus esposos, maridos, novios, machucantes y amigos.

AUTORECONOCIMIENTO, ACEPTACIÓN Y LIBERTAD.

Mente

Evas perturbadas o de la agresión entre mujeres

Me he pasado noches enteras tratando de entender ese comportamiento errático que tenemos las mujeres. Ese que nos transforma de una madre o amiga amorosa y comprensiva en un ser belicoso y egoísta. Esaespecie de  “canibalismo femenino”.
El poder de las relaciones entre mujeres es tan fuerte que puede salvar o devastar una vida. Es de salvación cuando esa amiga, hermana o compañera de lucha nos cobija en su seno, sirve de bastón, llora nuestro sufrimiento y ese descargue nos alivia el alma y nos hace sentir inmensamente queridas.
Pero como dije antes, también son devastadoras cuando nos convertimos en las “malditas del paseo” y vemos una rival, una enemiga, en un ser que, en términos generales, es idéntica a nosotras.
Las mujeres tenemos una codificación de personalidad con rasgos muy semejantes, no importa si somos negras, blancas, altas o con necesidad de tacón No. 15.
Una característica que llevamos en la sangre, que pareciera haber sido trasmitida en la placenta por lo precoz de su aparición es: la bendita rivalidad.
Aunque pensándolo bien, más que genética o bioquímica es una herencia de la cotidianidad machista que paradójicamente nos han proyectado las mujeres más representativas en nuestra vida: nuestras madres, hermanas y amigas, y no los hombres como siempre hemos querido creer.
Somos infinitamente creativas cuando de agredir a una semejante se trata.Rebuscamos palabras o frases  hirientes que desgarren su ser y la hagan sentir minúscula; y ni hablar del campo sentimental o mejor dicho, el “campo de batalla”, donde nos volvemos kamikazes.
Sepultamos hasta nuestra dignidad para evitar “pérdidas” de amores que a veces ni nos corresponden, pero como no queremos entenderlo, nos amurallamos en sátiras, ofensas y “estrategias de guerra” que nos lastiman más a nosotras mismas que a quien las recibe, porque estamos cada día más solas, afligidas e insoportables.
No somos capaces de enfrentar el mayor de nuestros miedos: el abandono. 
Seguimos sintiéndonos tan culpables por la transgresión en el paraíso, que nos pasamos la vida arrastradas pidiéndole perdón a nuestro Adán, pariendo Caínes y Abeles y apedreando y exiliando a otras Evas.
Reconocemos nuestro error en minúsculas bocanadas de reflexión pero no somos capaces de aceptarlo.
Por eso, aunque sabemos que no tiene sentido continuar con esta maldición engendrada desde el vientre, seguimos taladrando el corazón de nuestras hermanas y crucificándolas para la redención de nuestros propios pecados, pues muy en el fondo sabemos que somos las únicas culpables de lo fangoso de nuestra vida y lo enlodado de nuestros sentimientos, pues nosotras hemos elegido como y con quien compartir lo que llevamos dentro.
La buena noticia es que estamos a tiempo de cambiar para que nuestras hijas no se pudran en la misma pestilencia. La mala noticia es que no queremos.
Cambiar no es fácil y menos en este caso, en el que se necesita tener un poco de “lesbianismo emocional” para compensar los siglos de auto-misoginia que hemos guardado en nuestra mente, porque aunque lo neguemos muchas veces nos despreciamos y no nos creemos dignas de recibir más que las sobras, cual viles “cerdas” en este mundo, que a veces nos parece un chiquero.
Nos han dicho que el dolor nos vuelve fuertes: BASURA! El dolor nos ha vuelto necias, calculadoras e insensibles.
Por eso, aunque nuestra alma quiere y cree en la camaradería femenina, nuestro ego, miedos, frustraciones y dolores del pasado nos obligan a seguir siendo esa medusa que todo lo convierte en piedra o esa hiedra venenosa capaz de matar todo a su paso.
Suficiente tenemos con los dolores de parto, el sangrado mensual y la fragilidad de nuestros corazones; estos castigos dados por la perturbación de nuestra madre Eva deberían bastar para entender que no hace falta más dolor, que debemos reconciliarnos con la divinidad que una vez tuvimos y que ya es hora de hacer un pacto de no agresión entre mujeres.
Mente

“Lo primero que debes hacer es perderlo todo”

Millones de personas vamos por la vida caminando con la velocidad que esta nos demanda. A menudo no tenemos ni siquiera tiempo de reflexionar sobre muchas interesantes perspectivas que surgen para darnos un respiro en medio de semejante trote.

Nos hemos vuelto peritos en publicar, compartir y hasta predicar de manera irreflexiva las frases, imágenes y pensamientos de personas que evidentemente ya vivieron su proceso, enfrentaron sus demonios y obtuvieron sus propias respuestas.

Pero la práctica deja mucho que desear: mucho ruido y pocas nueces.

En un intento por -además de hablar del cuento- ponerlo en práctica, he probado entender ese tema de “perderlo todo” del que muchos están hablando.

Comprensiblemente, todos los seres humanos sentimos una necesidad enorme de encontrar “cosas” -la mayoría de veces- para acumular.

Acumulamos parejas, amantes, amigos, hijos.  Acumulamos una serie de sentimientos y emociones que van ocupando cada vez más espacio en nosotros, dándonos la aparente sensación de posesión sobre otras vidas, cual pagarés o cheques al portador.

Nos hemos convertido en recicladores de sueños, esperanzas e ilusiones. Un habitante de El Cartucho o de El Obrero nos queda pendejo cuando de reciclar se trata.

Pero por sobre todo, nos volvimos adictamente expertos en reciclar expectativas -¡Qué barbaridad!-. La expectativa es la desgracia que nos impide apreciar la divinidad del resultado de lo que sucede naturalmente.

Gracias a las expectativas y a la poca paciencia y resilencia que nos han quedado del facilismo en el que hemos caído, desechamos la oportunidad de vivir procesos de renovación y crecimiento, quedándonos bajo el marco de lo seguro, de lo estable.

De lo tangible pero insatisfactorio para el alma, queriendo forzar con ignorante maquinación los sucesos hacia nuestro favor, olvidando que la “vida es un Eco, donde todo lo que va, vuelve magnificado”.

Alguna vez leí que “el ser liberado solo espera lo que ocurre”. Inmediatamente me vino una pregunta, ¿liberado de qué?.

Con frases como estas y unas cuantas trompadas de la vida, voy entendiendo que cada quien debe vivir un proceso ineludible con el propósito de crecer, estancarse o perecer. Sí perecer. Por muy cruel que suene, algunos morirán en el intento.

Miles de suicidas continuarán agarrados a sus miedos, a sus falsas pertenencias y al apego por situaciones, formas de vida o personas que alguna vez idealizaron o sencillamente les aterra perder.

Se mienten todos los días diciéndose que hacen lo que hacen porque no tienen más opción o posponen lo obvio para vivir infelices pero seguros.

¿Cuántos de nosotros no han vivido 25, 30 o 40 años, sino el mismo año 25, 30 o 40 veces? Esto puede sonar aterrador, pero es la historia frecuente cuando cimentamos nuestra vida en lo que “tenemos” y no pensamos en soltar ni con el más catastrófico tsunami que nos genere la conciencia.

El punto neurálgico del proceso de crecimiento del ser, es el momento en que entiende que nada le pertenece, que es un inquilino de su escenario actual, que debe sacrificar todos los “perros” que ha criado para defenderse de la realidad que teme enfrentar.

El ego, el orgullo, los miedos, la jactancia, los prejuicios, todo esto debemos perder para empezar a reconstruir ese ser hecho a la “semejanza suya” que se adaptó demasiado a lo que le vendieron y que cada huida que planeó en esos momentos de franca rebeldía y decisión, terminó por convertirse en una cita con su conformismo y cobardía.

Ponemos una descomunal fuerza en la búsqueda de riqueza, felicidad, y otros “anhelos” que vendrían por añadidura si empezáramos por ser LIBRES.

Pero para ser libres hay que quemar las barcas, matar la vaca, romper aquellas cadenas que nos inmovilizan el alma y su ímpetu, y prolongan la frustración de no hallar el verdadero sentido de estar aquí, la pasión de arder en el júbilo y el gozo de crecer, la increíble experiencia de vivir.

La sinapsis hecha después de devanarme el cerebro con las citas, imágenes y demás material que ilustran este tema me deja el sabor de que solo nos salvará de la convaleciente existencia que hemos diseñado, el PERDERLO TODO: desaprender y crecer por medio de la renovación del entendimiento, a fin de que nuestro paso por este mundo, no sea una simple mancha gris, en la colorida y majestuosa estela que representa la vida.